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Thursday, September 28, 2006

Canción De Cuna

Esa noche, el cuerpo putrefacto se abrió paso entre la tierra suelta del cementerio. En el interior de su vacía cabeza, resonaba el insoportable recuerdo de una melodía una y otra vez, y ahora el aire nuevamente la llevaba hasta él. Era el sonido tan puro de una caja musical, que para los muertos era fácil de escuchar, incluso para un cadáver maldito como el que ahora se guiaba por sus notas.

En un cálido hogar, la caja suspiraba su canto acompañando el sueño de un niño, cuando, como un ladrón sigiloso, un fétido olor se coló por su nariz y le hizo abrir los ojos.

El cadáver maldito abrió lentamente la puerta y vio con odio al pequeño. Quería arrancarle ahí mismo las entrañas y luego tirar su alma a los perros para que la devoraran. Le causaba repulsión pensar que a un alma como esa, sin haber hecho mérito alguno en vida, recibiera un regalo tan grande como la melodía de esa caja.

Al otro día, los adultos abrieron la puerta de la habitación. Todo lo que hallaron fue el zumbido de las moscas por todo el lugar y un tenue olor nauseabundo impregnado en el lugar.

Ahora todos los cadáveres malditos se reúnen en las noches alrededor de la piedra a la que el pequeño niño está encadenado. Ahí, le obligan a abrir la caja de música a cambio de no arrancarle un trozo más de piel, pues los muertos no tienen paz ni descanso, y como los malditos en vida, se alimentan del alma de los que no lo son.

Podemos escucharte.

Tuesday, September 26, 2006

Ready To Use And Abuse!

De todos los padecimientos sociales que ha traído consigo la civilización, uno del que he oído y leído mucho estos días, es el “Workaholismo”. Resulta que muchos se sienten workaholics por el hecho de pasar horas y horas en la oficina o en… Esperen. ¿Oficina? Desde ahí ya hay un problema con el workaholismo, la mayoría de las personas al escuchar la palabra “Workaholic” se hace en la mente la imagen de un pobre diablo en un escritorio frente al computador y una bola de proyectos que sacar, pero , no siempre es así. El “workaholismo”, es mal interpretado por la mayoría de las personas, confunden a alguien que trabaja duro con un workaholic, incluso ellos mismos se autoproclaman así, como si ser workaholic fuera un orgullo o la llave segura del éxito, poder, fama, reconocimiento, mujeres desnudas, felicitaciones de papá, ser el señor superchingónyotodaspuedo. En ese caso el diablo cerraría el departamento de pactos, porque el hijodeputa del hombre descubrió el workaholismo.

Si echamos un vistazo al panorama general veremos que no todos los grandes directores de los consorcios son workaholics, ni todos los workaholics son grandes directores o empresarios exitosos. Porque, resulta que, el workaholismo no reemplaza al talento, ni nos hace más astutos o inteligentes. En estos momentos algún listo debe estar pensando: “Sí claro, ¡pero yo, que me raspo el lomo como asno, debo tener algún mérito y recompensa sobre el resto de holgazanes que se va a casa temprano!” (Cabe aclarar que en la mente de este individuo, “temprano” es unos 30 minutos después de la hora oficial de salida). Señor asno: Eso se llama perseverancia y fue inventada mucho antes que el workaholismo a inicios de los setenta. De hecho, cualquiera que esté mucho tiempo en una misma empresa y en un puesto escalable, tiene la posibilidad de subir por descarte, y si bien el workaholismo le va a dar un empuje, no le garantiza que lo vayan a escoger sobre alguien que trabaja duro, bien, y probablemente, tenga mayor conciencia del mundo alrededor que usted.

“¿Entonces no porque sea workaholic voy a ser rico y reconocido?” ¡Dios! ¡Qué animal! Ahí tiene usted al pobre de Antonio Salieri, un workaholic total de la música que se dedicó a componer para Dios. Imagine usted esto: Jornadas interminables, ningún vicio, rezos, nada de mujeres, drogas ni puñetas, ¡¡nada de nada!!, según él, con eso iba a asegurar que Dios lo volteara a ver y le concediera la inspiración para esparcir su gracia a través de su música ¿Y qué pasó? Que llegó el buen Wolfgang Amadeus Mozart con sus pedas, putas, vicios, deudas, desmadre y le ganó el lugar. Es de los grandes. ¿Y tuvo que ser workaholic? No. Sólo tuvo que tener talento, y utilizar el cerebro cuando estaba suficientemente sobrio para hacerlo. Ya sé que está pensando algo así como: “¡Imagínese qué hubiera hecho si hubiera sido tan disciplinado como yo¡”… -_- No sea pendejo, ¡Los genios no podemos ser así!

Eso nos lleva a un lugar fuera de la oficina. Sí, fuera de la oficina, ande, venga, no tenga miedo. ¿No lo recuerda? Allá afuera hay un mundo con un montón de pendejadas para entretenerlo. Además, afuera de las oficinas hay gente como usted, tan adicta o más adicta que usted al trabajo. Lo puede ver en el tendero de la esquina que abre hasta en los sepelios de la familia. O piense en el taxista que trabaja 16 horas al día sentado sobre el carro (y seguramente sobre sus hemorroides también). ¿Y qué hay del músico maleta que se empeña en tocar día y noche para llegar a los grandes escenarios y tener éxito, poder, fama, reconocimiento, mujeres desnudas, felicitaciones de papá, ser el señor superchingónyotodaspuedo… ¿Le suena familiar? Claro, ¡lo acabas de leer hace tres párrafos cerebro de champiñón! Por supuesto que estas son formas de workaholismo. Lamento decepcionarlo si usted pensaba que el workaholismo es un “atributo” exclusivo de las oficinas modernas y brillantes como en las que seguramente usted trabaja; y créame que ninguno de ellos va a recibir un ascenso por parte de nadie. Lo más que recibirán será más dinero al final del día y la satisfacción de estar más tranquilos al otro día.

Espero que a estas alturas empiece usted, querido radioescucha, que muchas personas se quedan en el trabajo porque NO SE PUEDEN IR, y ya de paso se jactan del tiempo que están trabajando, a diferencia del workaholic real, que sí puede, pero prefiere quedarse en vez de irse a casa con la esposa, ir a ver una buena película, coger con alguien, salir con los amigos, o tirarse frente al televisor a rascarse un testículo.

Se sabe que el workaholismo obedece a un desorden de naturaleza obsesiva compulsiva, en donde gran parte del esfuerzo del individuo está encausado a mitigar la ansiedad que algo le provoca. Los workaholics dejan de lado todo para estar refundidos en sus respectivos trabajos valiéndoles madre esposa, hijos, deudas, familia lejana, los estrenos del mes, vicios, diversión y todas las otras cosas poca madre que tiene la vida porque les da paz, se desconectan: Plick! Tienen la ventaja de que su vicio de menos les remunera de alguna forma, pero no es tan distinto de la chica que pasa 15 horas frente al televisor, o el tipo que pasa todo el día pegado al Playstation.

Un workaholic trabaja alrededor de 100 horas a la semana, es decir , 60 horas más que el promedio de horas de trabajo de la gente normal. Quizás un “hard worker”, trabaje alrededor de 10 horas más porque tiene que ver que los “average workers” hagan bien las cosas y quiere darle ese “toque de calidad final” que luego por querer irse a casa, las personas descuidan en el trabajo. ¿Ya se van dando idea de dónde anda cada uno?

También existen casos de workaholismo cultural, como el caso de Japón, en donde la gente (literalmente), se mata por el exceso de trabajo. Un tiro para mandar a la mierda la presión social de trabajar hasta mientras uno está meando. Muchos de ellos no serían workaholics si no estuvieran en esas condiciones. ¡Hara kiri al huevon!

Ahora, todos tenemos cierto nivel de workaholismo en las venas, y hay que sacarle la mayor ventaja que se pueda, sobre todo si hay talento, pero, esperar o querer ser un workaholic, es como querer ser alcohólico a propósito. Mejor vean sus capacidades, relación costo-beneficio y utilicen su talento para hacer cosas lo más brillantes posibles. El talento los llevará mucho más lejos que la simple ejecución obsesiva. Es el típico ejemplo de la escuela: Sacar 10 no te garantiza que seas listo, simplemente dice que eres dedicado (ñoñonerdasqueroso).

Contrario al pensamiento general, los workaholics tienden a cometer una gran cantidad de errores, sobre todo a causa de las prisas y a que pierden de vista el objetivo del proyecto que van a realizar. También es posible que hagan que una empresa pierda a gente valiosa porque los “hard workers” no se acoplan a la forma de trabajo del workaholic, y hablando de su vida personal, se deteriora hasta un punto tal, que finalmente el único lugar en el que se sienten bien (o que les queda) es en el trabajo.

Aquí les dejo una clasificación de workaholics de un tal Dr. Robinson con comentarios de su locutor mental de esta ocasión.

1.- El workaholico bulímico:

Este espécimen tiene como bandera el: “o lo hago bien o mejor no lo hago” (¡mierda!, estoy de acuerdo con él, ¿ustedes no?), y el principal problema de este gargajo de oficina es EMPEZAR a hacer las cosas, para luego hacer todo a las carreras y terminar jodidísimo y exhausto. Caen en un círculo vicioso que daña su salud y perspectiva. Los psicólocos afirman que este tipo de workaholic tiene una baja autoestima que intenta mejorar a través del reconocimiento de los demás.

2.- El workaholico incansable:

Ama los deadlines y empieza los proyectos cuanto antes. Mejor ahora que luego a las carreras (Suena bien también ¿no?!). Estos monos no saben decir que no, ni reconocer las prioridades, ni delegar las cargas de trabajo a la gente adecuada. Este es el tipo de personas que hace las cosas de manera descuidada por la cantidad de proyectos que tiene al mismo tiempo.

3.- El workaholic con déficit de atención:

Tiene rachas de ideas y más ideas y vive en un constante caos (Puta madre, ¡esto no me está gustando!), tienden a empezar muchísimos proyectos, pero se aburren fácilmente y no los terminan, los mandan al caño.

El Workaholic salvador:

Metódico y con grandes problemas para dejar ir los proyectos, es el más grande perfeccionista que nunca puede decir cuándo un trabajo ya está terminado y hace cambio tras cambio de última hora porque teme que el resultado final nunca sea suficiente y además, el muy ojete genera trabajo extra para los demás cuando sabe que un proyecto está cerca de ser completado. (………).

Así que, si son workaholics, esperemos que también tengan talento y no sirvan solamente para romper las bolas de sus compañeros de trabajo. Y si no lo son, no quieran ser uno de ellos pues, no es garantía de éxito, es como decir que un título universitario garantiza lo mismo. Si bien el trabajo duro remunera cuando es reconocido, no hay que matarse más de lo necesario, y menos, suplantar otras cosas con el trabajo.

“Mom… I´m workaholic. And I´m OK with that¡”

Thursday, September 21, 2006

They Are Among Us...

Mucha gente se queja de la discriminación cuando ellas mismas la ejercen de una manera u otra. Será que en personas en los que las diferencias son más notables, o que hay personas y culturas con características, que por el simple hecho de mencionarlas suene a "discriminación", aunque en realidad no se tiene ningún problema con esas personas.

Yendo a un nivel más bajo, y cavilando un poco al respecto me topé con que en muchos la discriminación es recíproca. A la hora de leer en esto tengan en cuenta que Dios los hace y ellos se juntan, o sea (en caso de que necesites manzanas para entender las cosas), que las personas tienden a juntarse con gente similar.

Vayan de regreso a la preparatoria. Para algunos fue la peor de las condenas, mientras que para alguno de nosotros fue la gloria. Bueno, seguramente pueden identificar a dos grupos de personas: Los desmadrosos, y los nerds. Los desmadrosos piensan que los nerds están hasta el fondo de la cadena alimenticia, son torpes, débiles, huelen a cuidados de mamá, pueden hacer tu tarea, sirven para burlarse de ellos y bajo ninguna circunstancia se cogerán a alguna de las viejas buenas de la generación. Los nerds por su parte, (ya que se les desentume un poco el cerebro), piensan que los desmadrosos son una bola de perdedores en potencia, burros, viciosos, irresponsables, ignorantes y que en un futuro no harán nada de su vida.

Ese es un ejemplo típico de discriminación correspondida. De ahí ustedes pueden sacar más ejemplos. Si ocurriera lo mismo (La correspondencia), con el amor y ese tipo de cosas que distinto sería el mundo ¿no? Pero como no es así, a joderse y seguir buscando a la persona indicada para eso. ¡Sólo cuiden que no se les vaya toda la vida en ello!

Bueno el caso es que todos discriminamos por algo, todos tenemos algo que nos hace pintar nuestra raya hacia la demás gente. Algunos sentirán aversión a la gente gorda, mal vestida, apestosa, o porque está muy fea y el otro tarado/a se siente un/a Adonis/Afrodita, o que si porque está muy bonita/o y entonces el otro es un acomplejado. O que si porque es una persona escandalosa, que si es una puta, que si es un mujeriego, que si es mala influencia, que si es fresa, o que si es “Dark” y le gusta sudar por todas partes bajo un abrigo de terciopelo (ciertopelo) a medio día, o porque es creida/o. You name it.

Es inevitable, todos vamos a discriminar, o más bien, seleccionar con qué tipo de gente/ente/cosa, queremos juntarnos. En mi caso, no soporto a la gente estúpida, y en general, las cosas estúpidas. Incluso cuando yo cometo una estupidez intento dejar de hablarme antes de pegarme una patada en las bolas.

Leía una nota en un periodicucho gratuito que decía que los habían descubierto unas enormes grietas en los cascos polares que daban fe del deshielo por el, ya dedeado hasta el calambre, cambio climático. Luego hablaba de que a la vez se había comprobado una significativa reducción en el diámetro y espesor de la capa de hielo, lo que representa una grave amenaza para las ciudades costeras, pero, que por otra parte (y este el punto principal de la nota), representa una gran oportunidad para explorar nuevas rutas y ahorrar tiempos y costos a las empresas que se dedican a las cuestiones navieras… A ver… El deshielo se va a cargar a un chingo de ciudades y gentes, ¿y estos cerebrodemojón te dicen que la industria naviera se va a poner poca madre?…

Si bien cierto que hay que ser tolerantes y vivir en un mundo hay momentos en los que cosas así pueden sacarlo de quicio a uno, porque bueno, si eres estúpido está bien, ni modo, te tocó pero seguramente será más fácil que seas feliz, pero con todo, no presumas de serlo y al menos trata de no llevarte a la gente entre las patas.

Hoy escuchaba a una compañera de trabajo un poco gorda decirle a otra gorda casi a gritos:

- No seas pendeja, mejor come de este porque no tiene calorías. Es light.

La otra pobre hizo cara de culpa por no saber que había una versión sin grasa del lácteo que estaba comiendo.

… ¡La grasa interfiere con la sinapsis neuronal de la gorda parlante! Pues Light no significa “sin calorías” ni “sin grasa”. Significa que contiene (cómo mínimo) 50% menos grasa/calorías que el producto normal. Seguramente eso explica por qué sigues estando, al menos, 50% más marrana de lo que esperas cerebro de embutido.

Otra cosa que es el colmo son las cadenas de Internet. Si si si, sé que lo sorprendente no es que las manden, sino que exista gente, que de hecho, las reenvía esperando que a los “x” minutos su deseo se cumpla, o que el hambre en el mundo se acabe. Si quieren cumplir sus deseos dejen de estar de huevones, y si quieren que el hambre se acabe pónganse a sembrar a ver qué en su jardín! De cualquier forma tiene más sentido que tratar de hacerlo reenviando mails. Y no, tampoco importa cuantas veces reenvíen, su ángel guardián no irá a visitarles por la noche. ¡Pervertidos!

Una vez estaba de morboso viendo uno de esos programas de telemarketing, es un buen lugar para inferir hasta dónde puede llegar la estupidez de la gente, y de paso reírse un poco. La cosa es que de pronto aparece la panacea para matar moscas y mosquitos de una forma que ¡¡no contamina y es fácil de usar!! ¿Qué era? ¡Un matamoscas común y corriente! Pero ahhhhh!! Por si eso fuera poco, ofrecía un plus que estaba al frente del empaque con enormes letras: ¡¡Puede usarse en interiores y exteriores!!, ¡Dios! ¿A dónde hemos llegado? Me gustaría conocer al cerebrodeinsecto que compró ese producto para deshacerse de las moscas de una manera más ecológica, práctica y eficaz.


O qué tal el ya conocido en la oficina: Se levanta el compañerito fulano o fulana, se asoma entre las mamparas de los cubículos y le dice a otro:

- Te acabo de mandar los documentos.

A lo que el otro contesta:
- ¿Por Mail?

………………… No imbécil, ¡seguro por Fedex! Puta madre si no es por e-mail dentro de una oficina ¿Entonces cómo carajo te mandan algo?


Este es un caso que bien podría entrar a un concurso y ganar algo:

- ¿Cómo te fue en el ginecólogo?

- Bien. La misma infeccioncita.

-¿Y qué te dio?

-Óvulos... Pero estos están más grandes. Me va a costar mucho trabajo pasármelos.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿ ???????????????????????!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


Está de más decir que a la fecha la otra sigue riéndose a mandíbula suelta de la tragaóvulos, que seguramente tampoco entendía por qué no se le quitaba la infección.

Y así hay una infinidad de casos. Aunque después de todo, gracias a personas así uno puede pasar buenos ratos. En mi caso, no sé si sea “estúpido”, pero al menos estoy convencido de que no soy “completamente estúpido”, lo que me deja burlarme de los que lo son. ¿Se les hace ojete? ¿Por qué?, les aseguro que ellos ni siquiera se dan cuenta.

*************

-¿Entonces ella también era gay?

-No, ella sólo era lesbiana.

-…
(¡Estúpido!)

Monday, September 11, 2006

Once Upon A Time, There Was A Cat Queen, And She Want You To Join The Army…

A veces nos topamos con cosas que no acabamos de entender; cómo por ejemplo, por qué la mujer más buena de la prepa anda con un completo loser, o en el caso de las chicas, cómo es que uno de esos adefesios que tiene por compañera logró salir con uno de los tipos más codiciados de la generación. Conviene agregar que el chiste para que sea un misterio es dejar de lado factores como popularidad, dinero, o ser muy inteligente.

Días atrás me topé con este caso:

M: Mañana voy a salir con un chavo.

H: ¿Lo conoces de hace mucho?

M: Lo conocí en la secundaria. Estaba bien pinche feo el güey… Bueno, está. El chiste es que me habló y salí con él para ver cómo estaba. Estudió un año de arquitectura, se salió y se metió a la médico militar. Como que quiere conmigo y pues voy a ver qué pasa.

H: ¿No que estaba muy pinche feo?

M: Sí… Pero, ¡¿no es obvio?!

H: ¿Qué?

M: ¡El uniforme!, el uniforme! Si se ve bien en uniforme ya se hizo.

Cabe mencionar que la protagonista de esta conversación está lejos de ser un adefesio (No mucho, pero está lejos), y tampoco es precisamente estúpida, por lo que me extrañó que “ella” en particular pudiera salir con alguien por algo tan simple como un pedazo de tela. Aseguró que a la mayoría de las mujeres les gustaban los hombres en uniforme, entonces me di a la tarea de preguntar a diestra y siniestra a las mujeres que hay a mi alrededor si les gustaban los hombres en uniforme, sobre todo si en su familia había un hombre con una profesión ligada a uno. Los resultados fueron apabullantes: Sí. (No al cien por ciento, pero la gran mayoría de mujeres piensa que un hombre en uniforme es muy atractivo), lo que tiene como consecuencia que la mayoría de las mujeres tengan cierto fetichismo y que el hecho de que cuando un stripper sale a la pista disfrazado de piloto vuelva loca a las mujeres tenga sentido más allá del desmadre propio de un burdel femenino.

Lo curioso es que cuando se referían a un hombre en uniforme automáticamente pensaban en un tipo de uniforme: Militar. Claro, no tanto un uniforme verde, sino el uniforme de gala o la levita con la que van sólo a algunos eventos. Este dato resulta curioso si tomamos en cuenta la gran variedad de uniformes que hay a nuestro alrededor. ¿Por qué no piensan lo mismo de un policía de crucero? ¿cartero, o en un momento dado, un barrendero? Porque a final de cuentas todos son uniformes ¿no?
La respuesta está en que sólo algunos uniformes transmiten masculinidad, y además, capacidad de mando como (Volviendo al punto), el uniforme militar o de piloto. Además de que el corte recto de la prenda le da una apariencia “dura” al trajeado tendremos que rescatar las cuestiones del macho alfa en la manada. Las mujeres tienen la percepción de que ciertas profesiones hacen a un hombre mejor preparado físicamente, responsable y recto moralmente (Nunca nadie les dijo que el hábito no hace al monje), lo que deriva en un potencial “protector” y además, ente reconocido ante la sociedad, con un status diferente al del resto de las personas, pues podrá haber gente con más dinero, pero “mi marido es militar” o piloto, amén de que el kit incluye pelo corto y rasurado riguroso, que los hace ver más “procurados” a sí mismos. Otra cosa que tienen en común ambos casos es que los dos están al mando de las cosas, toman decisiones haciéndose responsables de las consecuencias, cosas que, para ser sinceros no se le da a mucha gente, pero que, también convierte a la mujer en un ser que prefiere desprenderse de las responsabilidad de tomar decisiones. Por eso no todos los uniformes tienen el mismo efecto. Por ejemplo, en EU los bomberos también tienen su nicho de popularidad, incluso hay un calendario de bomberos que venden cada año para recabar fondos y ofrecer mejores servicios a la hora de combatir los incendios. ¿Por qué en México no? Porque no se tiene la percepción de que sean líderes o que tengan una preparación o responsabilidad tan grande como en EU. Aquí solamente apagan incendios. Hay dos que se me ocurren como antítesis a estos pero no contrarios, pues cumplen tienen las mismas características: El uniforme de reo naranja (como el de la prisión de Guantánamo), y el de cura. ¿Se imaginan a cuántas mujeres no podrían tener (o tienen) los sacerdotes?

Todos los uniformes sociales tienen su reserva de fans, sólo que los mencionados anteriormente son los más universales. Pero ¿qué hay del uniforme de esclavo de oficina? Traje, corbata y zapatos (El mismo que el uniforme de muerto en cajón, qué joda no? Uno usa traje toda la vida y cuando se muere lo entierran con una de esas cosas), que a menudo arranca expresiones como “Qué guapo te ves” o “Vaya, hasta que te bañas”, comúnmente proferidas en situaciones como graduaciones, fiestas de quince años y ese tipo de eventos; pero, cuando uno sale de esa etapa y alcanza cierta edad, andar de traje se convierte en sinónimo de ser una persona productiva, y por ende en una persona capaz de proveer (Mucho o poco, pero proveer). Y eso, a cierto nivel, también jala.

Los uniformes universalmente no populares son quizás el naranja de barrendero, el de desazolvador municipal, dependiente de gasolinera, dependiente de un McRoñas, todos con el común de no representar puestos con gran responsabilidad.

Los hombres no nos quedamos atrás y también hacemos reverencia a algunos atuendos, pero por razones completamente diferentes, pero que también encierran un significado no tan evidente. Tomemos por ejemplo a la enfermera, además de que una enfermera con buenas curvas siempre se ve bien, tiene algo que le da un plus, es una “cuidadora” por definición. Una enfermera, en teoría, te va a cuidar y apapachar porque esa es su función. ¿Suena bien no?

Otro uniforme explotado hasta el cansancio es el de colegiala, tanto que ya se ha hecho cliché, pero no deja de ser vigente porque representa nuestros años mozos cuando ya no estábamos tan verdes y estábamos descubriendo los diferentes sabores y presentaciones en los que las mujeres vienen, aunque con la misma envoltura, el uniforme escolar. De alguna manera representa el “aprendizaje”, y eso es parte de su atractivo, pues con una colegiala se corre el riesgo de pisar terreno virgen y el poder “estrenar” y “enseñar”, cosas que para la gran mayoría de los hombres son cosas bastante buscadas. Una variante puede ser el uniforme de monja, ya saben, la típica monja buena bonita y de buenos modales que está esperando al demonio que la arrebate del camino recto y aburrido del señor. (Amén)

¿Y entonces qué sucede con los pobres mortales que nos rehusamos a pertenecer a las filas de los “igualados”? a los que preferimos mostrar nuestra personalidad tal y cómo es, sin aderezos, sin adornos brillantes y sin un rasurado perfecto; bueno… nosotros también tenemos lo nuestro, y aunque mujeres no faltan me hace pensar que quizás nos estemos perdiendo de algo: que las mujeres lleguen a uno en vez de ir uno tras ellas. Pero ahí cada quién, pero si a mi me preguntan, es mejor un hartazgo de conquista que de rendición.

Wednesday, September 06, 2006

DNA

Piensen en un hombre de unos 21 años, pónganle el nombre que quieran. Tiene varios kilos de sobrepeso y no parece preocuparse mucho por ello. Si le da hambre, puede mover su trabajosa humanidad hasta el supermercado más cercano y procurarse algo de comer para seguir existiendo. Probablemente tenga un carro para no tener que caminar 500 metros hasta allá, y si tiene el dinero y la hueva suficiente, puede llamar por teléfono para que la comida llegue hasta su casa. ¿Ya lo tienen? Bien.

Ahora tomen a su espécimen e instálenlo en un escenario en el que la civilización no exista como la conocemos. No hay supermercado, apenas hay chozas, el transporte de uno es uno mismo y además, la comida tiene la mala costumbre de defenderse. El gordito sale de su escondrijo para ver qué puede cazar para comer, los conejos son muy rápidos para él, una cabra tiene mejor condición física para correr y además es demasiado torpe en el uso de esas cosas con las que uno puede herir a sus presas a distancia. Aún así, decide intentarlo. Luego de andar caminando un rato, con la respiración pesada y la piel mojada por sudor ve una presa que piensa podría atrapar. Un jabalí joven. Otro ser con sobrepeso dentro del reino animal, pero con la característica de estar mejor adaptado. En cuanto el jabalí siente la amenaza embiste al otro porcino, éste último sale corriendo ante la reacción violenta de su comida y cae al fondo de un boquete en el piso escondido por un poco de maleza. Luego de reponerse del golpe se da cuenta de que la pared está demasiado escarpada y no podrá salir. Su torpeza y sobrepeso se lo impiden. Luego de unos días su organismo cede y muere.

El primer párrafo es un esquema de cómo funciona la civilización, el segundo un esquema de cómo funciona la selección natural. A menudo me ha tocado toparme con gente que en circunstancias naturales habría muerto hace mucho tiempo, lenta a la hora de reaccionar, sobrepeso, enfermiza, débil, o simplemente, con el franco ánimo de no hacer nada de su vida más allá de sobrevivir el día a día, y entonces surge la pregunta de qué es lo que sigue para el ser humano. Dudo mucho que se pueda hablar de una evolución darwiniana porque estamos adaptando el medio ambiente a nuestras capacidades y carencias, entonces… ¿Qué nos espera? ¿Una “involución”?

Así como nuestro espécimen, hay montones de gente que en circunstancias no civilizadas habría muerto hace muuuuucho, pero mucho tiempo (Es más, piensen en 3 personas y verán que las hallan), la madre naturaleza se habría encargado de eliminarlos antes de que se reprodujeran. Y aquí, buen bioexplorador, es en donde radica el riesgo, pues ya no son los genes más fuertes lo que se transmiten de generación en generación. Antes uno se ganaba el derecho a la reproducción, hoy, cualquier tipo con dinero o una buena cara o buena verborrea puede hacerlo.

No se dejen llevar por el personaje gordo, no tengo nada en contra de la gente con sobrepeso. Cada quién tiene su carga genética, hábitos y contexto para ser como es. Así como se aplica a un gordo, se aplica a alguien que es enfermizo, muy débil, e incluso, muy tonto.

Algunos hablan de que en el futuro vamos a ser seres cuya fuerza física está severamente disminuida pero con grandes capacidades mentales. Este planteamiento tiene algo de razón y algo de “no razón” . La primera es que, obviamente, al no necesitar una gran masa muscular para sobrevivir, esta se eliminará, tal como se espera que pase con los dedos de los pies, el hombre podría correr y mantenerse en pie perfectamente con dos muñones que cubran el área de los dedos. Perderemos nuestras uñas y el resto del pelo corporal que nos cubre. Eso apunta a ser cierto.

El rollo de que tendremos una gran capacidad si es para ponerse en tela de juicio. ¿por qué? Porque así como la mayoría de la gente tiende a evitar el esfuerzo físico, también tiende a evitar el esfuerzo mental. La gente común prefiere ver cosas “ligeras”, leer “cosas ligeras”, un pasatiempo “ligero”, un juego “ligero”. Eso nos lleva al punto de que quizás podríamos convertirnos en una especie física y mentalmente débil. Scary Isn´t?

Claro, con esto no quiero decir que la civilización es algo malo, al contrario, me gustaría ver el día en el que la tecnología haya avanzado tanto que hayamos colonizado el sol, pero es triste ver que nuestra biología está sometida al mercado, y a lo que tenemos a la mano fácilmente. Literalmente algunos prefieren morir que salir del “cómodo” ambiente artificial que hemos creado. Si no, vean al pobre vagabundo que opta por morir de hambre o frío sobre el concreto, en vez de largarse a una montaña a comer raíces, plantas y los animales que pueda agarrar. ¿Hasta eso hemos perdido?

La salvación está, quizás, en la ingeniería genética, con la que podremos rescatar atributos físicos o escoger a la carta los que más nos llamen la atención, y con eso, conservaremos lo físico, pero en el camino quizás dejemos tirado el instinto.