Canción De Cuna
Esa noche, el cuerpo putrefacto se abrió paso entre la tierra suelta del cementerio. En el interior de su vacía cabeza, resonaba el insoportable recuerdo de una melodía una y otra vez, y ahora el aire nuevamente la llevaba hasta él. Era el sonido tan puro de una caja musical, que para los muertos era fácil de escuchar, incluso para un cadáver maldito como el que ahora se guiaba por sus notas.
En un cálido hogar, la caja suspiraba su canto acompañando el sueño de un niño, cuando, como un ladrón sigiloso, un fétido olor se coló por su nariz y le hizo abrir los ojos.
El cadáver maldito abrió lentamente la puerta y vio con odio al pequeño. Quería arrancarle ahí mismo las entrañas y luego tirar su alma a los perros para que la devoraran. Le causaba repulsión pensar que a un alma como esa, sin haber hecho mérito alguno en vida, recibiera un regalo tan grande como la melodía de esa caja.
Al otro día, los adultos abrieron la puerta de la habitación. Todo lo que hallaron fue el zumbido de las moscas por todo el lugar y un tenue olor nauseabundo impregnado en el lugar.
Ahora todos los cadáveres malditos se reúnen en las noches alrededor de la piedra a la que el pequeño niño está encadenado. Ahí, le obligan a abrir la caja de música a cambio de no arrancarle un trozo más de piel, pues los muertos no tienen paz ni descanso, y como los malditos en vida, se alimentan del alma de los que no lo son.
Podemos escucharte.
En un cálido hogar, la caja suspiraba su canto acompañando el sueño de un niño, cuando, como un ladrón sigiloso, un fétido olor se coló por su nariz y le hizo abrir los ojos.
El cadáver maldito abrió lentamente la puerta y vio con odio al pequeño. Quería arrancarle ahí mismo las entrañas y luego tirar su alma a los perros para que la devoraran. Le causaba repulsión pensar que a un alma como esa, sin haber hecho mérito alguno en vida, recibiera un regalo tan grande como la melodía de esa caja.
Al otro día, los adultos abrieron la puerta de la habitación. Todo lo que hallaron fue el zumbido de las moscas por todo el lugar y un tenue olor nauseabundo impregnado en el lugar.
Ahora todos los cadáveres malditos se reúnen en las noches alrededor de la piedra a la que el pequeño niño está encadenado. Ahí, le obligan a abrir la caja de música a cambio de no arrancarle un trozo más de piel, pues los muertos no tienen paz ni descanso, y como los malditos en vida, se alimentan del alma de los que no lo son.
Podemos escucharte.
7 Comments:
Qué buen texto... macabro, dulce, personal.
Una imagen atesorable.
:D genial
K: uhhh ps hágame un dibujito no? (No es albur, es petición).
Sel. Grax! :)
Diablos! Hace años que no dibujo, ya n si quiera soy bueno :s
... No mame, eso sí no se lo creo. Debe ser como andar en bicicleta, además es algo que ya se trae no?
Añeñe añeñe... Ken lo kere?
hmmm Korkuss eso me suena a estado comparativo, comparado con... no soy bueno... venga esas cosas no se olvida es como... espera digo lo mimso que outsider:P
uhhh me encantó!!! Este tipo de textos me fascinan, vendré más seguido.
Lo de Shamra es por u na novela uqe escribí que se llama "La Era del Shamra"
besos
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