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Wednesday, October 04, 2006

Susie Q

Había terminado mi turno de tocar en el bar, así que me uní a la conversación de la mesa que generosamente me regaló unos tragos durante mi presentación.

La trova no es mi género favorito pero me encontré con que dentro de él viven muchas personas que saborean el dolor y la melancolía de la vida. Para ellos es la golosina del sufrimiento humano, innecesaria, pero irremediablemente disfrutable.

Como sea, me senté a la mesa y comenzamos a charlar de cualquier cosa. Una de las chicas me preguntó que cuánto tiempo tenía tocando la guitarra. Contesté con una sonrisa que un par de meses. Ella rió fuertemente por el alcohol y la incredulidad. A veces la realidad es increíble. Conste que he dicho “la realidad” y no “la verdad”, pues la verdad es más un acto de fe, mientras que la realidad es inalterable y no todos son capaces de soportarla. Por eso Dios creó la verdad, para que sus criaturas no perdieran tan fácil la cordura.

Luego, el tipo que pagaría la cuenta se quiso lucir diciendo que había asistido a una marcha para conmemorar el 2 de octubre aquí en México, remató con un entorpecido –¡El dos de octubre no se olvida!- No creo que lo dijera de corazón, creo que más bien lo impulsaba la rebeldía y búsqueda de causas propia de sus veinte años. De todas formas, es una lástima que estas sean las últimas generaciones que va a recordar ese suceso. Fue algo que costó mucho trabajo.

-Ah claro-, pensé -, acaba de pasar el aniversario de la matanza de Tlatelolco. -¡Qué año fue 1968!

En enero de ese año navegaba plácidamente en el mar mediterráneo. Bajo mis pies, el sólido casco de acero me deslizaba sobre las aguas impulsado por los motores más poderosos que un submarino de ese entonces podía tener. Era el INS Dakar, o “Israel Naval Ship Swordfish”, aunque prefiero como suena en hebreo, es un lenguaje que de siempre me ha gustado.

Estábamos cerca de Creta con un clima estupendo cuando tuve que reportarme a mis labores. El comandante Ya'acov Ra'anan ordenó una inmersión inmediata. Me dirigí a la sala de máquinas e hice mi trabajo impecablemente: apagar los motores. Hubo unos momentos de confusión y luego, hubo un notable entusiasmo por los técnicos para arreglar el problema. Pero la nave ya iba en picada, y el casco cedió a la presión del poderoso océano, fue cuestión de minutos, luego todo fue frío, silencio y oscuridad. Hubo 69 muertos. ¡Dios! ¡Cómo me gusta ese número!


Más tarde ese mismo año (claro, ¿de qué otro estamos hablando aquí?), fui a cobrar una deuda que un cantante adquirió conmigo hacía trece años. A los trece años la gran mayoría de las personas no han hecho nada de su vida, pero Frankie Lymon estaba en la cima. Mujeres, alcohol, fama, dinero… un pacto clásico, y aunque él nunca estuvo realmente conciente de cómo había conseguido todo eso, algo dentro de su pecho le decía que era por algo más allá de su talento natural. No está mal para un fulano que se convirtió en la primer estrella adolescente de ascendencia negra del mundo.

Cuando llegué a su casa no me reconoció, estaba tan ebrio que le daba igual quien estuviera con él. Los periódicos dijeron “Sobredosis” ¡Bah! ¿No tienen otra cosa a la cual culpar por la muerte de los artistas? Bueno Frankie, lo disfrutaste, y según otros, veintiséis no es mala edad para morir. De cualquier forma dejaste tu semilla bien sembrada y ahora da buenos frutos. Larga vida al Rey del Pop, que te recuerda con cariño.

Para abril descansaba en un motel, en Memphis US. Estaba de paso porque iba a visitar a Washington a un buen amigo llamado Theodore Bundy, que ustedes deben ubicar mejor por “Ted” , en ese entonces él estaba en el Partido Republicano trabajando para el candidato a la gobernatura de su partido por ese estado.

Escuché ruidos fuera de la habitación y al asomarme por la ventana vi un par de siluetas deslizarse furtivamente entre la oscuridad. Me dio curiosidad saber qué estaban tramando así que me puse una cazadora a cuadros, un pantalón de mezclilla azul y una piel blanca rosácea. Estaban a decenas de metros del motel y observaban con unos binoculares. Veían al mismísimo Martín Luther King. Tenían una patética pistola para llevar a cabo su cometido, me dieron un poco de lástima, así que me acerqué y les dije: -“Me llamo Raúl, y tengo algo para ustedes”-. Les dejé el Rifle y seguí mi camino. El resto, ya lo conocen.

Luego está Francia… Oh L´amour l´amour. Sin duda una de mis obras favoritas de ese año. ¡Tanta juventud en la calles! Todos clamando por la cabeza de Charles de Gaulle. No cabe duda, los estudiantes son tan moldeables como la plastilina. Primero vestí una chaqueta sucia y pantalones rotos mientras gritaba por las calles “Adieu deGaulle”, pero también me gustaba acuñar en esos momentos frases irresistiblemente imposibles como “L'émancipation de l'homme sera totale ou ne sera pas.” Lo repetían como si fuera algo que en verdad pudieran alcanzar.

Después sólo hubo que susurrarle al oído a de Gaulle que tenía la fuerza del estado de su lado, que seguramente el ejército lo respaldaría hasta el final. Entonces lanzó un ultimátum y todo el movimiento que para ese momento ya había infectado a los obreros se desvaneciera.

Aprovechando que estaba en la zona fui a Roma, en donde convencí a Pablo VI de que el condón y las pastillas anticonceptivas no estaban del lado del señor. Juntos lanzamos al cesto de la basura la opinión de la comisión pontífica de que era tiempo de “Encarar la realidad de la modernidad y que la iglesia cambiara de posición”. La Fe no cambia de posición. La Fe es y no tiene por qué adaptarse a las leyes del hombre, pues su origen está mucho más arriba que él. ¡Cualquier religión que lo haga no es una religión, es una industria! Y Pablo VI escuchó con atención.

En octubre ya caminaba sobre la ciudad de México. Iba enfundado en llamativa ropa deportiva con vivos rojos. Recién había comprado unos audífonos nuevos y escuchaba Susie Q de “Dale Hawkins” en la versión de sus satánicas majestades “The Rolling Stones” , aunque ese año Creedence sacó su versión, nada como ellos.
¡Dios te bendiga Mick! “Oh susie Q you know I love you”

Cuando llegué a la plaza ya había miles de personas. Hacía calor y se estaba poniendo el sol. Se escuchaba un murmullo que traspasaba lejanamente la música en mis oídos.

“Oh Susie Q”

La marea de gente se movía al ritmo de la música, a ritmo de mi música.

“Never let me blue Susie Q”

Las guitarras chirriando y los bajos golpeando la mente de la gente. Los nervios en ojos de unos y la total distracción en ojos de otros.

“I like the way you walk oh Susie Q”

Recordé Francia Susie Q. -“Hasta dentro de unos instantes tendrán un sueño en sus manos”-. Pensé. Y entonces, el famoso disparo. Todos corren, se escuchan gritos parecidos a aullidos. Todos caen heridos, todos caen muertos, me tropiezo con sus cuerpos, oh Susie Q.

Es tiempo de que los vecinos abran sus casas a los que huyen, mientras yo con ritmo camino hacia un lado de la plaza, abro una coladera y llamo a algunos que huyen de las balas. Son necesarios, luego ellos ocuparán cargos importantes en la política que en ese momento detestan.

Levanto los cuerpos y lavo la sangre, a propósito la arrojo a algunas de las coladeras en donde varios están escondidos, sólo para hacerles pasar más amargo el rato. I Love my job, I like the way you smell oh Susie Q, never let me blue, Oh Susie Q.

Al final hubo menos muertos de lo esperado, olimpiadas, más protestas, más golpes y el mismo sistema político. Pero juro que eso ya fue por su cuenta.

Ahora el tiempo hace su trabajo de barrendero lavando por completo lo que las escobas y el jabón no alcanzaron a quitar.

Para diciembre ya estaba en otro país nuevamente. Entregaba un reconocimiento en San Francisco (¿Creen que el lugar es casualidad?), a un joven ingeniero llamado Douglas Engelbart por su revolucionario hypertext system, gracias al cual ahora pueden leer esto que les digo.

Mis acompañantes ya están muy borrachos. Es hora de irnos. Soy el único sobrio, así que me toca manejar. A ver con qué salen mañana los diarios.

“You say it should be mine, all the time, Oh Susie Q”

5 Comments:

Blogger Korkuss Piensa que...

Pleased to meet you...

Buen texto, me gusta el planteamiento.

9:08 AM  
Blogger Sandra Becerril Piensa que...

Sí yo trabajara en un lugar con esa variedad, quizá me divertiría más... no lo sé... depende de la forma de ver las cosas no???

beso

7:51 PM  
Blogger Sandra Becerril Piensa que...

Hola, sólo pasé a desear buena semana

4:48 AM  
Blogger Selara Majere Piensa que...

cuanto tiempo viejo amigo, no te habia reconocido :D

Encantador texto y una perspectiva muy divertida.

7:19 AM  
Blogger Wendy Piensa que...

Thank you for the comment.

1:39 PM  

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